LA CIUDAD: ¿UN TACHO DE BASURA?


El kilo y medio de residuos que cada porteño produce por día (en el conurbano y las ciudades del Interior es de unos 700 gramos diarios per cápita) va a parar al CEAMSE (Cinturón Ecológico Area Metropolitana, Sociedad del Estado), que recoge alrededor de 4 millones de toneladas por año de desperdicios sólidos sobre los 5,6 millones de toneladas anuales promedio que arrojamos en su área. ¿Y qué se hace con semejante cantidad de basura? Relleno sanitario. Es decir que utilizamos la tecnología más corriente en los Estados Unidos: es barata y, con procesamiento adecuado, se reduce el riesgo de contaminar la tierra, el aire y el agua. La gran inquietud local: dado que el CEAMSE controla la calidad de los desperdicios que acepta, rechazando los más tóxicos y peligrosos, algunos ambientalistas creen muy probable que éstos sean arrojados por los usuarios privados en zonas y condiciones ignoradas, irresponsable e ilegalmente. Andrés Liebenthal, el autor del informe del Banco Mundial sobre Argentina, cita al respecto un caso concreto: en el basural de Florencio Varela se detectaron contaminantes industriales que infectan peligrosamente la fuente potable Puelche, fundamental para los pobladores". Ricardo Barbetti, ambientalista del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, remite esa barbarie ecológica a que "el hombre crea nuevas sustancias sin vías de degradación natural y las dispersa egoístamente por el planeta. Así, los más graves problemas ecológicos provienen del hecho de que nuestros desperdicios no vuelven al ciclo natural". Generalizador y sabido, pero insuficiente. Aquí y ahora, el interrogante es: ¿quién tira basura de alto riesgo en un territorio comunitario? Porque no somos "todos" los que generamos venenos químicos ni es "el hombre" a secas quien, por maldad innata, envenena el jardín vecino. Los culpables son algunos, un puñado de productores que así se ahorran un dinero que deberían gastar legalmente en reducir su propios tóxicos para no dañar a los demás, como corresponde, claro está. La basura industrial y ciudadana puede seguir dos caminos: los vertederos sin control o las plantas de procesamiento. Según Roberto Azaretto, consultor en residuos urbanos, el derrotero de la basura domiciliaria de Capital es el siguiente: se recibe en tres Estaciones de Transferencia, se la compacta y se la emplea en bloques de 40 toneladas para el relleno sanitario de Villa Domínico, La Plata, Gonzalez Catán y San Martín (Camino del Buen Ayre). Pero el CEAMSE no basta.Los residuos patológicos requieren sistemas de recolección específicos y, según Azaretto, "Los desechos industriales van a parar a cualquier lado: baldíos, arroyos, ríos. Sin embargo, algunas empresas han instalado hornos para incinerarlos, abandonado tarifas de 300 a 600 dólares por tonelada. Buen ejemplo, pero lamentablemente no es lo usual. Si triunfara la tendencia a establecer límites de tolerancia ambiental de los contaminantes, el primer paso racional hace su control y reducción estaría dado. Y entonces dejaríamos de suicidarnos poco a poco, junto con las ciudades que hemos fundado y la naturaleza que nos creo.


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